ESCALADA

  

Introducción

Clases de escalada

Material

Nudos

Sistemas de escalada empleables en E.F

Algunas notas sobre escalar de primero

Otras técnicas relacionadas con la escalada

Consideraciones didácticas para la iniciación a la escalada.

Introducción

    Desde siempre, las culturas humanas han sentido una mezcla de admiración, respeto y temor por las altas cumbres. Ignotos lugares donde han morado para la conciencia de los pueblos, dioses y demonios; ¿qué insensato propósito podría guiar al hombre hasta allí?. Hoy, sin embargo, resultaría arduo encontrar una cima donde la voluntad humana no haya puesto sus pies.

    El ansia de conocer, el espíritu de exploración y aventura, la búsqueda de los propios límites o el deseo de tornar en posible lo imposible, desafiando a al gravedad y a la montaña, pueden ser motivos más que suficientes. Y si estas razones no convencen, queda aquella respuesta que alguien dio cuando le preguntaron por qué escalaba las montañas: "Porqué están ahí". Así de simple.

    La escalada y el montañismo abren un umbral distinto de percepción de la montaña. Obligan a un contacto pleno con la pared. La roca se siente en sus mínimos detalles, se palpa, se percibe su textura, consistencia, temperatura... Recompensan con vistas grandiosas y un henchido sentimiento de vida que nunca disfrutarán quienes piensan que estos deportes son cosas de locos.

    El término escalada debería incluirse en otro más amplio que es el de montañismo. Esta disciplina ha abarcado tanto la escalada como los recorridos a pie por montaña, en los que no es preciso recurrir a las manos para conseguir progresar. El montañero de toda la vida, andaba por baja, media y alta montaña; subía picos o hacia ambas cosas. Hoy en día, deportivamente, se han diferenciado ambas acepciones, por lo que cuando hablemos de escalada nos vamos a referir a al ascensión por paredes o terrenos de gran inclinación o verticales, que precisa del empleo de pies y manos para el avance.  


Clases de escalada

    Dentro de la escalada se diferencia entre la escalada natural o libre (es la que intenta ascender a las montañas o paredes empleando la cuerda u otros materiales como sistema de aseguramiento, pero sin poder agarrarse o valerse de ellos para progresar). Por otro lado, tendríamos la escalada artificial (es la que se vale de medios artificiales de progresión: estribos, ascensores, la misma cuerda...).En la escalada clásica o en el alpinismo ésta era la forma habitual ya que el hollar la cima se ha considerado prioritario respecto al cómo se conseguía. Como evolución de la escalada libre surge la escalada deportiva, cuya meta no es tanto el coronar el pico como el ascender por vías lo más difíciles posible, sea en al naturaleza o en el rocódromo de una ciudad.


Material.

    El material necesario para iniciar a la escalada a nuestros alumnos en el ámbito de la llamada escalada en polea y otras técnicas afines como el rapel o tirolinas es el que se presenta a continuación:

-         CUERDA. Es el instrumento por antonomasia del escalador. Habrá que distinguir entre las cuerdas para usar en doble (entre 8 y 10 mm) y las de más de 10´5 y 11 mm, que al ser más resistentes se usan como cuerda única en simple; estas últimas son las cuerdas habituales de la escalada deportiva, las que vamos a emplear.. según la cuerda nos sirva para asegurarnos o para progresar por ella tendremos las cuerdas dinámicas y las estáticas. La cuerda que el escalador deportivo anuda a su arnés es siempre una cuerda dinámica, de aseguramiento; una cuerda con un alto coeficiente de elasticidad que sabe que en caso de caída, se va a estirar absorbiendo gran parte de la fuerza que de otra manera recaería sobre el cuerpo del deportista. La cuerda por la que rapelamos o nos lanzamos en tirolina, siendo igualmente resistente, no posee ese grado de elasticidad que perjudicaría la progresión por ella o su tensado. Inspeccionaremos las cuerdas en cada salida para descubrir roturas, grietas o zonas deshilachadas en la funda exterior, o camisa, será un buen indicador de la salud de la parte interna, o alma, de la cuerda. Las cuerdas que hayan soportado alguna caída fuerte deben ser desechadas. Pongamos el máximo cuidado para no pisar ninguna cuerda, ya que las minúsculas piedrecillas que se incrustan en ella al pisarla, deterioran rápidamente su estructura.

-         ARNÉS. La cuerda no se une directamente al cuerpo del escalador, sino que lo hace a través del arnés. Se trata de una serie de correas o cintas encargadas de reapartir el peso corporal sobre una superficie amplia, segura y con el mayor grado de comodidad posible. Según el arnés se ciña a la cintura o al tórax, tendremos sistemas distintos de sujeción. Los arneses de pecho o de silla por separado no garantizan salir indemne de una fuerte caída y permanecer colgado de una cuerda sin una combinación de pecho y cintura puede entrañar, tras pocos minutos, consecuencias graves. A pesar de lo dicho, dadas las condiciones de seguridad de ola escalada en polea y de la sencillez de las vías de iniciación que vamos a proponer a nuestros alumnos, con el arnés de cintura es suficiente, ya que al caerse aseguramos desde abajo, y con el punto seguro por encima desu posición, no se produce tirón. Normalmente el arnés se cierra con una hebilla por la que pasa la cinta que rodea la cintura; las perneras también deben ajustarse perfectamente. 

    Otra más sencilla y menos ortodoxa, que sería recomendable combinar con un arnés de pecho.

    La baga o el arnés de pecho resulta muy práctico para vadear ríos, asegurar en las tirolinas, etc. ya que evitan que el tronco se vaya hacia atrás, manteniéndonos en una posición erguida. Para evitar las molestias y los riesgos que una suspensión forzosa prolongada podrían acarrear, lo ceñimos, como siempre con otro arnés de cintura, con lo que se repartirá mejor el peso corporal.

-         MOSQUETONES. Se usan principalmente para unir la cuerda con los anclajes de seguro y con los arneses. Encontraremos modelos con y sin seguro de cierre, eligiendo siempre los primeros para aquellas actividades en las que exista la posibilidad de que el mosquetón, por acción del movimiento de la cuerda u otra cosa, pueda abrirse de modo accidental. Los clásicos mosquetones ovalados, sin seguro, vienen bien para montar tirolinas y sistemas de freno en éstas. Para asegurar con el mediante el nudo dinámico o fijarlo a los anclajes principales, convendrá que sea un mosquetón de seguridad (más grueso y con seguro de cierre); la forma de pera es características de estos mosquetones. Los mosquetones que el escalador que va de primero, va enganchado en las chapas de la pared para pasar la cuerda, suelen ser en forma de "D" asimétrica y van unidos, de dos en dos por una cinta plana de corta longitud; a dicho conjunto se le llama exprés y permite un aseguramiento rápido y un avance posterior fluido. Los dos mosquetones de una exprés no son iguales; el que "chapa" tiene un gatillo recto y por el que se pasa l acuerda, curvo para facilitar su entrada.

-         CINTA PLANA. Son muy útiles para anclar la cuerda o para asegurarnos. Según el uso que le vayamos a dar su longitud variará entre 1´5 y 3´5 m.

-         DESCENSORES. Son elementos de pequeño tamaño que nos permiten bajar por una cuerda (dinámica o estática). Controlamos la velocidad de descenso aumentando o disminuyendo voluntariamente el roce de la cuerda con el aparato. El más popular de todos es el ocho, quizá por su facilidad de manejo, su precio y su versatilidad (además de para rapelar nos va a servir para asegurar en las escaladas en polea). A pesar de sus inconvenientes (riza algo la cuerda y no tiene un sistema autobloquente de seguridad, como otros rapeladores o aseguradores de mucho mayor precio) tiene multitud de adeptos. No es aconsejable para asegurar al primero de la vía, si hay riesgo de caídas fuertes, ni para que aquél asegure al segundo de cordada desde arriba.

-         CALZADO. Es también fundamental. Los "pies de gato" son, sin duda, el mejor calzado para la escalada en roca de cierta dificultad. Lo esencial para nuestros alumnos es que la adherencia de la suela de sus zapatillas sea buena y que les ajusten bien, que no les queden grandes. Un calzado holgado o de suelas exageradamente anchas, no nos va a dejar aprovecharnos de los pequeños apoyos o presas de pie.

-         CASCO. Nos protegerá de la caída de piedras o de golpes contra la pared.

-         En escalada invernal: piolet, crampones, polainas y ropa de abrigo adecuada.  



Nudos

    Con los nudos tenemos dos problemas: el primero, aprenderlos bien; el segundo,, y este es todavía peor, no olvidarlos.

    Existen muchos tipos e nudos pero el que a nosotros realmente nos va a interesar es el nudo en ocho, que se explicará a continuación:

-         Nudo simple. Es el más fácil de hacer, y su función más frecuente es la de sobrenudo de seguridad. Es decir, cuando se trenza otro nudo, los cabos que sobresalen se engrosan con este nudo para eliminar la posibilidad de que al sometese a carga se deshaga. Es también el primero que hay que conocer y enseñar porque muchos de los nudos posteriores se basan en éste.

-         Nudo en ocho. El nudo se construye como un simple pero con media vuelta adicional que le confiere mayor robustez y seguridad. Hecho sobre un cabo de cuerda, nos queda un sobrenudo de seguridad o un tope para un final de cuerda. El "ocho por seno" resulta un nudo ideal para fijar un rapel, anclar la cuerda a un seguro o encordarnos. Cuando lo reconstruimos, tenemos el "ocho por chicote" u ocho reconstruido, con idénticas funciones que por seno. El ocho es el mejor nudo de que dispone el escalador; si un nudo debe aprender el principiante es éste. Si el ocho se engancha a un mosquetón, con hacerlo por seno basta, pero si hay que anclar la cuerda a una anilla de seguridad, alrededor de un tronco o a nuestro arnés, habrá que hacerlo con chicote. Quede claro que es el mismo nudo, pero con diferente elaboración según las circunstancias.

-         As de guía. Un nudo excelente y muy seguro, que se utiliza tanto para asegurar al escalador como para fijar la cuerda alrededor de algo. Se puede hacer con una sola mano, mientras la otra se sujeta a la pared. Su alternativa es optar por otros nudos como el ocho.

    Existen otros muchos nudos como el de nueve (variante del ocho), el siete y medio, el romano, el pescador, llano, prusik, nudos tensores, etc. pero los principales y los que nos interesan para principiantes, ya han sido descritos anteriormente.  


Sistemas de escalada empleables en E.F.

    No hay una sola forma de practicar la escalada. Dentro de la modalidad de escalada deportiva, existen dos sistemas especialmente idóneos para las prácticas del principiante, sea un adulto, un niño o un joven: las escalada en bloques y la escalada en polea. Las principales ventajas de ambos sistemas radican en el menor riesgo que entrañan, por lo tanto son formas de escalada más seguras; y por otro lado, en su accesibilidad, al requerir menos material técnico y ser más fácil encontrar dónde practicarla.

            · Escalada en bloques o Boulder.

    Hace referencia a la práctica en grandes piedras de escasa altura. De igual manera una pared de roca natural o el muro de piedra de una construcción antigua, siempre y cuando no excedan de lso tres metros o nosotros no subamos las manos por encima de esa altura permiten un tipo de escalada similar; es lo que se llama escalada en boulder. Las cuerdas y resto de material específico no son necesarios. Lo importante es mantenernos lo suficientemente bajos como para que si caemos, un pequeño salto nos devuelva al suelo.

    Los bloques o Boulder participan en gran medida de lo que se entiende por escalada en travesía, es decir, avanzando en horizontal sobre la pared y no verticalmente.

    Elegiremos bloques pétreos, como dijimos de no más de 3 m de altura, en los que el grupo pueda empezar a comprobar la adherencia de su calzado a la roca, las oscilaciones del centro de gravedad en los desplazamientos en la pared, las presas básicas, o la regla de los tres apoyos. Como instrumento adicional de seguridad, un compañero acompañará por el suelo el recorrido de su pareja dispuesto a evitar o controlar una posible caída.

    Cuando sea posible dispondremos colchonetas bajo la zona de travesía, de manera que los tobillos y talones no sufran innecesariamente en los saltos.

            · Escalada en polea.

    Cuando se abandona la seguridad que da el cercano suelo del boulder y queremos llegar algo más alto es obligado recurrir a al cuerda como medio seguro. Como se trata de iniciar, los jóvenes escaladores deben ir asegurados desde el principio, desde el mismo suelo, con lo que el riesgo de caída, si el asegurador lo hace correctamente, desaparece. El sistema que mejor se presta a ello es la escalada en polea o en top-rope.

    Básicamente consiste en una escalada en la que la cuerda que asegura viene desde arriba. El escalador lleva anudado el extremo de la cuerda a su arnés mediante un nudo de ocho reconstruido (no será necesario ni recomendable interponer un mosquetón con seguro entre ocho y arnés); la cuerda sube hasta el punto de anclaje superior que habrá de ser lo suficientemente sólido, pasa por el mosquetón o por la anilla allí existente y baja de nuevo hasta el asegurador. El asegurador mediante un sistema de freno va a controlar en todo momento la ascensión y descenso del escalador, recogiendo o soltando cuerda según convenga.

    Para montar este sistema de polea lo ideal es recurrir a zonas en las que sea posible acceder andando, o con una fácil trepa sin peligro, a la parte superior de la vía que se pretende escalar. Siempre que exista riesgo de caída durante el montaje de la cuerda, deberemos asegurarnos con una baga de anclaje o una cinta a un lugar firme. Lo habitual sería encontrarnos dos puntos de seguro unido entre sí por una cadena de la que cuelga un mosquetón o anilla; tras comprobar que se encuentran en buen estado pasamos la cuerda. A veces en zonas no equipadas podemos recurrir a anclajes naturales bien robustos, como árboles o bloques de roca; para montar el anclaje preparamos un anillo de cinta, se pasa alrededor del tronco, se engancha un mosquetón de seguridad y metemos la cuerda.

    En el rappel no es estrictamente necesario enganchar un mosquetón entre la cinta plana del anclaje y la cuerda, en al escalada en polea siempre uniremos la cuerda a una cinta mediante un mosquetón de seguridad, que evite la fricción entre ellas. En caso contrario pueden llegar a cortarse.

    Una vez montada la polea el monitor o profesor baja al pie de la vía y pasa la cuerda por el sistema de freno que emplee, normalmente el ocho (rapelador) o un mosquetón con nudo dinámico. Según va ascendiendo el escalador, el que asegura va recogiendo cuerda para mantenerla en todo momento relativamente tensa, sin que tire ni moleste al que sube. Una vez arriba, el mismo asegurador puede bajarle sirviéndole la cuerda, o bien asegurar su descenso en rápel por otra cuerda montada en paralelo a la primera. Lo más frecuente será efectuar un descuelgue. Para ello el asegurador echándose hacia atrás tensará bien la cuerda de modo que el alumno se sienta "agarrado"; éste se echará también hacia atrás apoyando las plantas de los pies, con las piernas abiertas, sobre la pared; se agarra a al cuerda con las manos e irá andando por la roca mientras el asegurador va lentamente soltando cuerda.

    La longitud de la cuerda será siempre algo mayor que el doble de la altura de la vía, ya que la cuerda debe subir desde el suelo y bajar nuevamente a él.

    Para el aseguramiento en polea el método más simple es el empleo de un descendedor tipo ocho. La forma de uso será muy similar a al que emplearemos al rapelar. El asegurador forma un bucle con la cuerda y lo pasa por el agujero grande del ocho; luego rodea el aro pequeño; engancha el ocho al mosquetón de seguridad que lleva en el arnés y recoge cuerda hasta que, en toda su longitud, desde él hasta el escalador, queda con cierta tensión. Ahora se le puede indicar al alumno que empiece a subir. Conforme va progresando en altura, el asegurador va recogiendo cuerda; esta no debe quedar ni floja ni tan tensa que vaya tirando del otro. Esto es porque, en el primer caso, si ocurre una caía, inevitablemente caerá toda la longitud de la cuerda que hayamos dejado; en el segundo uno no puede moverse con libertad pues constantemente se siente traccionado hacia arriba. El mismo escalador, cuando observe que la cuerda queda muy floja o todo lo contrario debe indicarlo con las voces: tensa o afloja, respectivamente.

    El peso del asegurador no debe ser mucho más bajo que el del asegurado. Como solución a una excesiva diferencia de peso, el asegurador debe anclarse impidiendo así ser arrastrados por un repentino tirón.

    La utilización del ocho como sistema de aseguramiento en al escalada en polea presenta alguna ventaja. Aunque comparado con otros sistemas de aseguramiento como el nudo dinámico, las placas o el grigri, es el que menos peso va a ser capaz de aguantar, su manejo es sumamente sencillo y su precio muy asequible. Sólo lo usaremos para asegurar en top-rope; para otros tipos de aseguramiento no es fiable.

    Con un mosquetón de seguridad para nudo dinámico (tiene forma de pera) sujeto a nuestro arnés o a la pared y el llamado nudo dinámico, disponemos de un sistema de aseguramiento sumamente eficaz y resistente. Práctico en la escalada en polea y en los demás tipos de escalada. La única razón por la que no ha alcanzado la difusión que se merece entre los escaladores deportivos es que o se hace bien o más vale ni intentarlo. Pese a lo simple que es, cuando no se está habituado a manejarlo surge la duda, de ahí que en vías con descuelgue, el ocho siga siendo el sistema más visto. Elegir el ocho o el nudo dinámico dependerá entonces de la propia experiencia del asegurador. El segundo es objetivamente mejor, pero más fácil de olvidar.

    En ambos sistemas, el ocho o el nudo dinámico, la cuerda de frenado no debe soltarse nunca. Al ir recogiendo cuerda, la mano que frena va subiendo,  suelta la cuerda y agarra otra vez abajo para enseguida volver a subir. Esta operación se repite constantemente. En esos momentos en los que esta mano suelta la cuerda, la otra mano agarra las dos.

    La escalada en polea es sumamente segura, pero sólo si el asegurador tiene todos sus sentidos en lo que está haciendo y es consciente de la responsabilidad que tiene sobre la vida del asegurado. No nos confiemos; el que la técnica del aseguramiento sea tan sencilla puede llevar a un relajamiento de nuestra atención y provocar un accidente. Es precisamente dicha responsabilidad la que hará que siempre que un alumno nuestro esté asegurando, un profesor o monitor, a su lado, supervise todo el proceso, agarrando la cuerda de frenado, por detrás del asegurador. Se éste se descuidara, nosotros estaríamos ahí.

    Algunas de las técnicas clásicas de la escalada para el aseguramiento se basaban en el propio cuerpo como elemento capaz de provocar la fricción necesaria sobre la cuerda para detener una caída. Aunque son métodos en desuso y nada recomendables para la escalada en polea, dada su simplicidad, vamos a verlos.

    Al escalar el asegurador se anclaba al terreno, si era necesario, y se colocaba en una postura idónea para resistir un posible tirón. La cuerda se pasaba por la cintura. Este método ha quedado desplazado por el uso del nudo dinámico, el ocho u otros sistemas de bloqueo más cómodos y seguros.

    Para frenar con este sistema hay que envolver la cuerda sobre la cintura con la mano de frenaje. Esta forma de asegurar se consideraba estática, pero si la caída es muy fuerte, se convierte en dinámica ya que la cuerda deslizaría por las manos; aún así, al poco, la fricción detendrá la cuerda y si llevamos guantes, no habremos sufrido nada.

    Al asegurar alrededor de la cintura es aconsejable unir la cuerda al arnés con un mosquetón para que no resbale bruscamente hacia arriba o hacia abajo, cuando se produce el tirón. Sin esta precaución podríamos perder el control de la frenada.    


Algunas notas sobre escalar de primero.

    ¿Por qué hablar de la escalada como primero, con los riesgos de caída que ello comporta? Porque no siempre vamos a disponer de paredes naturales o rocódromos, de cómodos accesos a la parte alta de la vía por los que subir andando o por una escalerilla. Si hemos de instalar un top-rope, y no queda otro remedio, alguien tendrá que escalar de primero para enganchar la cuerda. Podemos hacer muchas cosas para que, aún así, los riesgos sean mínimos:  

-         Escalar de primero sólo vías que estén por debajo de nuestro nivel como escaladores.

-         Chapar correctamente. Una vez puesto el mosquetón en la chapa, meter la cuerda de atrás hacia delante. Hacerlo al contrario aumenta el riesgo de autoapertura del mosquetón en el caso de una caída.

-         Cuando el recorrido a seguir discurre en diagonal respecto al último seguro, el cierre del mosquetón debe quedar en el sentido contrario al que se avanza. En caso contrario, de caernos, también puede producirse una apertura accidental.

-         Si escalamos en al vertical del último seguro, la cuerda deberá estar entre las piernas mientras vamos avanzando. si progresamos en diagonal, la cuerda quedará sobre el muslo o el pie del lado contrario al que se avanza. Evitaremos así que, de producirse una caída, se nos enganche una pierna en al cuerda y nos volteemos violentamente contra al pared.

 


Otras técnicas relacionadas con la escalada.

            · EL RAPEL

    Descender rapelando se nos aparece como una de las técnicas de escalada, a primera vista más sencillas, pero también más peligrosas si no se siguen las naturales medidas de seguridad. A veces, pendientes no muy acusadas pueden resultar peligrosas cuando el suelo está húmedo o el grupo carece de la edad o experiencia suficiente. Si nuestra intención es que el grupo baje monte a través por una ladera empinada, podemos instalar una cuerda alrededor de un árbol o roca, de manera que sus cabos cuelguen libres a lo largo de la pendiente. Para bajar se pasa la cuerda tras la espalda y se desciende de lado, dejando que la cuerda se deslice entre las manso; la mano situada más arriba va soltando cuerda para bajar y la otra sirve de freno, para lo cual bastará con acercarla al vientre.  

    Este sistema constituye una adaptación sencilla, primaria, del rápel, que no precisa arneses ni otros artilugios. Puede planificarse como primer paso en la progresión del aprendizaje de rápeles convencionales, su simplicidad lo hace ideal para pendientes que aconsejen un punto adicional de seguridad.

    El rápel es uno de los sistemas más empleados para bajar de una pared o pico tras una escalada, ya que evita descensos fatigosos, y muchas veces arriesgados. Es preferible emplear una cuerda doble, que se sujetará a los anclajes fijos de una pared, a una roca o a un árbol, mediante cintas y mosquetones de seguridad. Si la cuerda roza con alguna piedra cortante o angulosa la protegeremos, por ejemplo con un trozo de manguera fuerte. Lo ideal es anclar siempre sobre dos puntos distintos, solventando así la posibilidad de que uno de ellos nos falle. Tanto para fijar el rápel como para montar un aseguramiento en una escalada en polea, e recomendable recurrir a un triángulo de fuerzas ya que al repartir la tensión entre dos anclajes, amplia enormemente el margen de seguridad. Los anclajes sobre los que se asegura la cuerda deben estar más altos que el punto desde donde empezamos a rapelar; en caso contrario habría que descolgarse a pulso hasta quedar por debajo del anclaje, lo que resulta poco práctico y arriesgado.

    El ángulo que se forme en un triángulo de fuerza no ha de ser superior a los 60º ya que según se va abriendo el ángulo, se va multiplicando la tensión ejercida por la cuerda sobre los anclajes laterales.

    De los diversos sistemas de rapelar que existen el que mayores ventajas ofrece para ser usado por jóvenes es el de los descendedores en forma de ocho. Ventajas: la fricción recae totalmente sobre el ocho y no sobre el cuerpo, el control de al bajada es muy preciso y resulta económico; su inconveniente: que riza algo la cuerda y que como la mayoría de los sistemas, precisa de un seguro adicional pues no es autobloqueante. Para usarlo se doblan las cuerdas formando un lazo que se introduce por el agujero grande; a continuación se pasa tras la anilla del agujero pequeño y enganchamos éste al mosquetón del arnés. Cerramos el seguro del mosquetón y ya está listo.

    Al llevar la cuerda de frenada hacia el frente, ésta se desliza y bajamos; si la llevamos hacia la espalda, cerramos el ángulo de fricción y nos detenemos. Así de fácil y de simple pero sabiendo que la mano que frena nunca debe soltar la cuerda. Con el cuerpo casi en ángulo recto y las plantas de los pies apoyadas sobre la roca, sólo queda "andar" por ella.

    Como precauciones específicas al rapelar:

-         Asegurar desde abajo y/o desde arriba. Si alguien situado al final de la cuerda, en la línea de rapel, tira de ella tensándola, detiene el descenso, por lo que es sumamente sencillo asegurar desde abajo.  

-         Desplegar una segunda cuerda en paralelo a la cuerda por la que rapelan y cerca de ésta. Así si alguien tiene algún problema a mitad del recorrido el profesor o monitor podrá descender por esta segunda cuerda. El profesor igualmente debe ser asegurado o autoasegurarse empleando un nudo prusik u otro sistema de bloqueo.

-         Revisar todo cada vez que baje un alumno.

-         Bajar despacio y sin dar grandes saltos; queda muy espectacular pero en descensos rápidos el ocho y la cuerda se calientan más de lo aconsejable.

-         Anudar los extremos libres de la cuerda.

-         Comprobar que la cuerda en doble llega hasta el suelo, y, aún así, hacer un nudo de tope con los cabos finales.

-         Cuidar el material. Evitar los golpes del ocho contra la roca.

· LAS TIROLINAS

    Es una técnica de franqueo de desniveles en la que nos deslizamos por una cuerda estática tendida con cierta inclinación. Como actividad lúdica de tiempo libre causa siempre una gran expectación entre el alumnado, que al tomar voluntariamente la decisión de lanzarse, mejora su autoconfianza y afronta uno de los miedos más atávicos del ser humano: la caída al vacío.

    Buscaremos una zona accidentada con desniveles importantes, que cuente en su parte alta y baja de árboles adecuados para efectuar los amarres. Si por debajo discurre un torrente o río, la actividad ganará en atractivo. Los árboles serán gruesos y bien enraizados; su solidez no ofrecerá ninguna duda. En tre el árbol de la cabecera de la tirolina y el borde del cortado debe quedar un acierta distancia que permita engancharse cómodamente a la cuerda.

    El material necesario para pequeñas tirolinas consistirá en una cuerda estática de suficiente longitud y una dinámica, varios mosquetones (los de acero soportan mejor la fricción con la cuerda), arnés o cinta para construirlo, cinta de escalada o drizas de cuerda para los anclajes, un trozo de cuerda de unos 4 m para el freno, una o dos poleas de rescate de suficiente solidez y un casco de escalada.

    En las tirolinas el descenso se produce por gravedad; quién baja no debe hacer prácticamente nada, sólo lanzarse y disfrutar. La tirolina, al igual que los pasos horizontales, se monta anudando la cuerda a un árbol o punto seguro instalado con spits o parabolts, mediante un ocho o un nueve (el mejor nudo para anclajes sometidos a tensiones tan grandes). De igual forma el ocho puede anclarse mediante un mosquetón a una cinta atada alrededor del árbol o a un triángulo de fuerzas montado entre dos árboles. Luego, en el otro extremo preparamos un nudo tensor, que multiplique nuestra fuerza para tensar la cuerda.

    La inclinación de la cuerda ha de permitir el deslizamiento de una persona sin que frene a la mitad del trayecto y sin que, por otro lado, coja demasiada vlocidad. La unión del individuo a la tirolina se efectúa mediante un arnés de cintura al que se sujeta una cinta plana y un mosquetón con cierre de seguridad, que actuará como baga de anclaje. El mosquetón se engancha a una o dos pequeñas poleas de rescate, que se pasan por la cuerda. También podemos sustituir la polea por dos gruesos mosquetones de acero. La baga de anclaje será lo suficientemente larga para que el alumno no pueda agarrarse a la cuerda estática durante el descenso, lo que le ocasionaría graves quemaduras en la mano, o pelo largo se le pudiera enganchar en la polea.

    Para detener la caída es necesario prever un sistema de freno. En tirolinas grandes es aconsejable montarlo con una segunda cuerda dinámica que se controla desde arriba, pero se trata de una técnica que requiere experiencia en el montaje y manejo. Nuestro consejo es que nos limitemos a pequeñas tirolinas empleando un simple freno de mosquetón que se sitúa a varios metros del anclaje de abajo, y por el que se pasa una cuerda. Un segundo monitor agarra los extremos de la cuerda, y tira de ella -en sentido contrario al de la caída- en el momento en que la polea choca con el mosquetón. Al ser también un freno dinámico, la parada es relativamente suave. Aunque pueda parecer lo contrario no requiere apenas fuerza detener la bajada. Antes de que nadie se lance, probar la tirolina enganchando un macuto de gran peso; de esta manera comprobaremos si la instalación y la tensión de la cuerda son correctas.

            Nunca dejar tirarse dos a la vez.   


  Consideraciones didácticas para la iniciación a la escalada en educación física.

    Si algo da valor educativo a la escalada, es el ser un deporte sumamente completo, en donde los elementos perceptivos, decisionales y técnicos influyen continuamente, requiriendo, además, una excelente forma física y una estrecha cooperación con los compañeros.

    Como puntos elementales a enseñar en al iniciación a la escalada, habría que considerar:

-         El material: identificación, uso y cuidado.

-         Los nudos de aseguramiento y fijación; especialmente el ocho.

-         Las reglas básicas de la escalada.

-         Las técnicas básicas de progresión en roca o rocódromo.

    Su enseñanza obliga a trabajar en pequeños grupos. La razón es obvía, pues necesita una minuciosa supervisión individual de cada participante, por parte de los monitores o especialistas. No quiere decir que el resto de la clase no haga nada, si no que estará ocupada en otra actividad; los alumnos irán rotando por grupos para efectuar el ejercicio o juego de escalada previsto.

    Analizando un poco los requerimientos físicos de una escalada, nos percatamos de la importancia del entrenamiento de los músculos de las piernas. Los flexores de la cadera y extensores e la pierna, así como los gemelos entran en acción en las marchas de aproximación, con fuertes subidas y bajadas, además de en al progresión, paso a paso, sobre la pared, que debe sustentarse principalmente en las extremidades inferiores. Las acciones más comunes del montañismo y la escalada: marchar sobre todo tipo de terrenos, marchar cuesta arriba y abajo, saltar, y por supuesto, los pasos en vertical, recaen especialmente sobre muslos y piernas.

    El esfuerzo de los brazos durante al escalada es menor de lo que puede parecer a simple vista, ya que el impulso ascendente para ganar altura debería partir del trn inferior, y no al revés. Si bien las presas de mano y la capacidad para remontarse a pulso son esenciales en las escaladas de cierto nivel, n vías sencillas o de dificultad media, los brazos deben servir para asegurar la progresión y mantener el equilibrio. Recordemos que la escalada obliga también a los músculos a contracciones isométricas cuando se mantiene la posición en busca de una nueva presa o apoyo.

           Defectos más comunes en el principiante:

- Ascender a fuerza de brazos, con excesivo derroche de tensión muscular. Corregir según la causa: acercar más la cadera a al pared, tirar más con las piernas, eliminar miedos...

- No guardar la regla de los tres apoyos. Corregir: hacer notar que sólo tiene dos apoyos e indicar que pie o mano tiene que añadir.

- Seleccionar agarres muy altos o apoyos de pie muy separados, quedando en posiciones difíciles, forzadas e inestables. Corregir: indicar que presa o apoyo debe emplear e incluso la secuencia más aconsejable de progresión.

          Defectos en la escalada en vertical:

- Despegar demasiado el cuerpo de la pared sobrecargando los brazos.

-Ir literalmente pegados a la roca no pudiendo buscar la siguiente presa. Corrección: "sepárate un poco de la pared y mira hacia arriba para buscar la siguiente presa"

- No cambiar el peso corporal para liberar la pierna que asciende. Corrección: " Espera..., antes de avanzar echa el peso sobre la pierna..."

- Agarrar solamente con los dedos cuando toda la mano puede apoyar en al presa.

- Dificultad para encontrar nuevos apoyos para las manos o pies, cuando los hay. Corrección: se los señalaremos con nuestra mano o voz, e incluso le sujetaremos con la mano o con la cuerda para que llegue.

    Durante el aprendizaje buscaremos condiciones extremadamente favorables que ayuden a superar el lógico temor de los niños y jóvenes a una caída. Empezaremos ejercitando las técnicas a escasa altura, justo la que permita saltar a tierra si los agarres o apoyos fallan. Cuando aumentemos la altura tendrán la certeza y la confianza de estar asegurados con una cuerda. Probarán a colgarse de ella, a subir un poco y soltarse, a botar, balancearse, etc... comprobando la eficacia de los sistemas de seguro en polea.

    Sepamos distinguir también entre tramos de dificultad y tramos peligrosos, que nunca se deberán afrontar sin asegurarse. Podemos buscar la dificultad, pero no el peligro.

    Para comunicarnos con nuestros compañeros de escalada o nuestros alumnos, emplearemos las voces elementales en cordada:  

-         Tensa o tira: para que el asegurador recupere cuerda y la mantenga tensa.

-         Cuerda o afloja: para que disminuya la tensión y nos largue cuerda.

-         Me voy: cuando sentimos que vamos a caer; a lo que el asegurador responde cerrando la cuerda sobre el sistema de freno, impidiendo que la cuerda se deslice.

-         Libre: cuando tras rapelar soltamos la cuerda de nuestro arnés.